Kimberley Vlaeminck, la joven belga que saltó a la fama tras tatuarse 56 estrellas en el rostro y denunciar en un principio que el tatuador lo había hecho sin su consentimiento, ha llegado a un acuerdo con éste para que le abone los 3.000 euros que costará el borrado de los tatuajes.
El acuerdo, negociado entre los abogados de ambas partes, pone fin a tres meses de discusiones y de diferentes versiones de los hechos que tuvieron un gran impacto en los medios belgas y en Internet. Continuar leyendo