Doña Ana como se le conoce en la calle la Senda de Villa Mella, nunca pensó que para la fecha encontraría a su esposo haciéndole el amor a una marrana o como comúnmente se conoce a una cerda o un cerdo.
En el barrio todos conocen la historia de un carpintero que su esposa lo votó al encontrarlo haciéndole el amor a una cerda que ambos criaron en el sector del Torito de Villa Mella.
Cuenta la señora que Juan muchas veces se levantaba en horas de madrugada con destino al baño, por lo que le preocupaba que su marido solo lo hiciera en horas ya de madrugada, por lo que nunca pensó que se trataba de que su esposo hacia zoofilia cuenta “miguelina”, una marranita que ambos criaron en el patio de su vivienda. Seguir Leyendo.....