
El local, cuya capacidad normal es 3 mil personas, se sobrellenó pagando entre 15 y 20 Euros, lo que obligó a que los organizadores eliminaran las barreras que impedían que el público se acercara a la tarima, provocando que durante el largo concierto, el público se abalanzara una docena de veces sobre el escenario para tratar de tocar el artista, lo que en la mayoría de veces fue impedido por la seguridad.
Cual si estuvieran en Santo Domingo, los merengues que El Jeffrey hacía, eran coreados por el público, razones atribuidas por los organizadores a que es el único merenguero dominicano que está sonando en las estaciones locales, y una promoción para el concierto por radio, televisión y afiches de calle, que llevaba más de meses. Leer Más.